El mundo en bicicleta se ha convertido en una obra de referencia absoluta para el cicloturismo y no es para menos. A nivel práctico, los ciclistas que quieran emularles van a conocer de primera mano la cantidad de inconvenientes que uno se puede encontrar en alta montaña o en regiones inhóspitas y cómo solventarlos contando con muy pocos medios, en muchas ocasiones prácticamente ninguno. Y para los viajeros más comunes (es decir, nosotros) es un relato adictivo en el que iremos conociendo el modo de vida de los países por donde van pasando.

Esta familia ha viajado siete años por el mundo en bicicleta. Andoni, Alice y sus niños: Maia y Unai. Andoni Rodelgo es el autor de El mundo en bicicleta. Siete años viajando por el globo, un libro de la editorial Ediciones Casiopea donde cuenta toda su experiencia.

El de Alice y Andoni es un viaje de cifras y letras. Los números: 75.000 kilómetros, siete años, cinco continentes, dos hijos y dos bicicletas. Las letras: Andoni Rodelgo relata en su libro, del que habla con EFE, una aventura de sensaciones y descubrimientos donde el viajero es el rey. El viajero y su mundo en bicicleta.

En A vivir que son dos días Euskadi hablamos con el escritor del libro y nos cuenta su experiencia sobre dos ruedas recorriendo 75.000 kilómetros por los 5 continentes junto a su pareja Alice.

El de Alice y Andoni es un viaje de cifras y letras. Los números: 75.000 kilómetros, siete años, cinco continentes, dos hijos y dos bicicletas. Las letras: Andoni Rodelgo relata en su libro, del que habla, una aventura de sensaciones y descubrimientos donde el viajero es el rey. El viajero y su mundo en bicicleta.

Entrevista a Andoni Rodelgo, autor de El viajero y su mundo en bicicleta, nos cuenta su aventura, en la que ha recorrido 75.000 kilómetros por los cinco continentes en siete años en bicicleta

Sus dos hijos se han adaptado perfectamente a la vida de los padres, desde pequeños han estado en muchas de las experiencias en la carretera. «Te cambian un poco el ritmo y ya no te metes en sitios a los que irías en pareja pero los niños, mientras estén con sus padres, acaban por querer ir a cualquier lado», afirma Andoni.

No tuvieron la tentación de quedarse definitivamente en un lugar concreto. «Hay sitios en los que sería increíble vivir allí, pero a nosotros lo que nos llamaba era la ruta, conocer rincones y estar siempre en movimiento».

Alice y Andoni se encontraron con un nuevo camino en el que podían ser felices sin tener tantos lujos, en el que no era necesario trabajar tanto, perder momentos con sus hijos, por satisfacer lo más superficial con dinero.

Una aventura de sensaciones y descubrimientos donde el viajero es el rey. El viajero y su mundo en bicicleta.

«Han sido momentos puntuales que los veíamos como una recompensa al final del camino. Después de una subida siempre había bajada y en ningún momento pensamos en retirarnos», explica Andoni.

“Al volver a casa en 2007 no era el mismo, el viaje me cambió mucho; ese mismo año nació nuestra primera hija y el contraste que vimos aquí con lo que habíamos vivido durante tres años fue muy fuerte”. Andoni y Alice no se lo pensaron dos veces y regresaron a la carretera para enseñar a su hija Maia “el mundo tan maravilloso” que habían encontrado.

En el 97 dijo que volvería a casa y ya han pasado casi veinte años desde entonces. «Cada vez que veo un mapa me vuelvo loco, es algo hechicero. Las ganas de marcharnos todos juntos de nuevo no se agotan nunca».

«Hay sitios en los que sería increíble vivir allí, pero a nosotros lo que nos llamaba era la ruta, conocer rincones y estar siempre en movimiento». Además, el hogar y la familia siempre se echan en falta. Después de dos vueltas a casa, Andoni no descarta una tercera.

Fue en 2004 cuando se decidieron a dejarlo todo con un único propósito: alcanzar Extremo Oriente en bicicleta. Tardaron dos años en llegar a Japón pero, cuando lo consiguieron, ya se habían convertido en auténticos adictos a esta forma de viajar y continuaron haciéndolo hasta el año 2013.

Vida y viaje se funden en esta historia en la que los protagonistas amplían incluso la familia con dos hijos (Unai y Maia). Toda una gesta en la que tiene que superar numerosas dificultades, como averías en las bicis (que fueron las mismas durante todo el viaje), calor, frío, noches al aire libre y muchas otras circunstancias pero que, sin duda, es toda una lección de aventura.